Fuimos la inopinada parte, llamados a la insustancialidad y destinados a la ignominia e incongruencia. Vivimos como ideas en el destierro de Platón. En nuestra marginación nos encontramos como nada artística; y en esa nada decidimos ser seres primigenios y practicar el arte primario, nuestras obras no derivan de un acto de existencia, sino que, en esta nada en la que coexistimos nos estructuramos, planteando la nueva ontología del lenguaje artístico.
La nada es el origen del no y de negación, por tal, somos la nada porque nos han negado la existencia de nuestro ser artístico, apoyando a la muchedumbre y desvirtuando la unidad en sí de nuestro ingenio; negando lo negado y afirmando nuestra idea óntica del arte. Así, siendo la nada y negando la nada derivamos en el absoluto abismo del ser todo.
Nuestro
pensamiento es, en la nada, la no—indiferencia, en nuestro arte se manifiesta
la angustia de regresar a la vida, a la literatura refugiada en los márgenes porque
nacimos en la literaria in—existencia. Somos el afán de vivir, afirmado, en
ser, el no-ser del triste arte de las masas.
¿Qué somos? Somos
lo que hacemos: malpensamos ¿Quiénes somos? Los que buscamos ser el concepto
deóntico del arte en sí; pues negamos que al eliminar al artista eliminado el
arte. Nos Comportamos Como idealistas marginados, síntesis Inquebrantable del
ser y del arte, el objeto metafísico de la creación.
Escribe,
escribe, escribe mientras Platón piensa en la idea de Platón pensando, ¿existe
la idea en el mundo inteligible? Escapamos a la herencia aristotélica al dejar
de creer que la sabiduría es lo Uno en sí y la ignorancia es el universal inmanente,
Creemos en nuestra metafísica del malpensante malpensando. Así, escribiendo, nos
hemos deleitado, malpensando mientras nos extinguimos contemplando cómo el
trasmundo ciceroniano nos hace sabios en nuestros pensamientos.
Nosotros, sentados y malpensando, como el tecolote, reunimos lo sabido y aprendido en nuestra mente, y en agustiniana disposición escribimos lo que se es para ser lo que se piensa. Porque malpensando somos uno, negando la vaguedad de ser todos.
EX NIHIL OMNE ENS QUA FIT
EX NIHIL OMNE ENS MAL COGITANDI